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sábado, 1 de enero de 2011

The Princess Bride

La princesa prometida (España)

Caballero negro o El pirata y la princesa (Venezuela)

Género: Aventuras, comedia, fantasía

País: Estados Unidos

Año: 1987

Dirección: Rob Reiner

“Mi nombre es Iñigo Montoya, usted mató a mi padre, prepárese para morir”. Esta frase quedó sonando durante muchos años en mi cabeza. Y la culpable es la fabulosa cinta que hoy nos ocupa.

Nunca voy a dejar de quejarme de que las películas de hoy no tienen magia. Aún cuando nadie duda de la calidad de las cintas de Pixar y de ese ogro verde tan parecido en tantas cosas a Homero Simpson, no encuentro nada que haga volar mi imaginación en ellos. En los 80 el mundo no era un lugar tan chico, y sólo se lo podía conocer viajando.

Muchas cosas pasaban en un extremo del planeta y tardábamos mucho tiempo en enterarnos, y de hecho, algunas veces no lo hacíamos. Precisamente por eso, el mundo era un lugar con MISTERIO. Sin el sabor de lo desconocido, de lo inexplorado, la aventura pierde mucho. Descubrir tesoros, adentrarse en tierras vírgenes y luchar con seres que la civilización nunca ha conocido. Eso es magia; Internet la mató. Por eso este cuento es tan especial. Es una reliquia de un tiempo más simple.

La mano viene así: el pibito de la serie “Los Años Maravillosos” está enfermo y encerrado en casa. Como no puede jugar Counter Strike porque no existe, el abuelo (que resulta ser el inspector Columbo) se dispone a contarle un cuento. El pendejo al principio se resiste, pero poco a poco las quejas van dejando lugar al embobamiento, y él y nosotros, nos vemos atrapados en ese relato de aventuras.

Lo genial es que la peli no se toma a sí misma tan en serio, y esto le permite ser tan típica y tópica como irreverente. Así, nos encontramos con todos los clichés; amor entre la muchacha y el mozo de cuadra; viaje en busca de fortuna y una aparente muerte desafortunada; rapto de la muchacha, ahora prometida del príncipe; y la aparición del temible Pirata Roberts, que enfrenta a cada uno de los secuestradores en su especialidad y demuestra ser mas picante que el chile jalapeño. Y esos son los primeros 20 minutos!!! Faltan las brujas, los monstruos del pantano, la aparición estelar de André el Gigante y la máquina de tortura. Y por supuesto, mi favorito, el espadachín en busca de venganza, Iñigo Montoya.

Si parece que tengo debilidad por esta peli, es porque la tengo. Con los efectos especiales chotos que tiene, le pasa el trapo a cualquiera de la trilogía de Piratas del Caribe. Si, a cualquiera. Incluso a la primera. Porque consigue crear un mundo fantástico de cuento, porque las situaciones son exageradas y poco creíbles pero hace que no nos importe, porque queremos saber cómo termina esa historia de amor y venganza, pero por sobre todas las cosas, porque hace que por hora y media, podamos volver a ser chicos cruzados de piernas y con ojos enormes al frente de una pantalla, viviendo la aventura de nuestras vidas.





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