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lunes, 16 de agosto de 2010

Inherit the Wind

Heredarás el Viento o La herencia del viento

Género: Drama
Año: 1960
Director: Stanley Kramer.
País: Estados Unidos.

En 1925 un profesor de biología fue arrestado y enjuiciado por enseñar a sus alumnos la teoría de la evolución, lo que era ilegal en ese pueblo de EEUU. Sólo se podía enseñar creacionismo, porque lo importante era sostener la interpretación literal de la Biblia. Este altercado, en un principio menor, es convertido por los medios de comunicación en todo un suceso. Entonces, el juicio se transforma en el campo de batalla para que dos de las más ilustres personalidades de Estados Unidos se enfrenten. Porque si en un primer momento parece que lo que está en juego es la cuestión “Religión vs. Ciencia”, me parece que en el fondo, el dilema es “Religión vs. Liberalismo”.
Y es que no puedo dejar de ver el paralelismo entre lo que relata esta película y el circo mediático que se vivió en nuestro país hasta hace poco con el tema del casamiento homosexual. El tema de fondo es importante, y debe ser resuelto. Hay mucho que discutir, se trata de los derechos y obligaciones de las personas que se encuentran en medio del debate. ¿Pero qué es lo que sucede? Cada cual se aprovecha de la situación a su manera:
Los religiosos (protestantes en la película, católicos en nuestro país) recuerdan que están ahí para decirle a la gente lo que tiene que hacer, al estado lo que debe prohibir y para explicarles a todos de lo que se trata ser norteamericano/argentino. Ayudar al prójimo pasa a ser otro tema, uno que arregla cada uno y para el que no se juntan firmas. La discusión no debería girar en torno a si ser evolucionista/homosexual es “malo” o no, o si el estado debe apegarse a la religión oficial. El punto es que la prohibición no soluciona ningún problema, y por otro lado, se debe reconocer que hay asuntos más acuciantes que tratar.
Los medios de comunicación son neutrales, lo que quiere decir que van a poner cualquier cosa que les permita vender más, y por supuesto inflarán el asunto incluso si estemos hartos de escucharlos, y después lo inflarán un poco más. Hasta que deje de ser interesante, y entonces inflarán otra cosa “importante” (según ellos, para nosotros), porque si bien no nos dicen qué pensar, nos dicen sobre qué pensar.
No voy a decir que los políticos tienen sus propios intereses en todo esto porque es una obviedad.
Y por supuesto, están los héroes de ambos bandos. Un cura que se convierte en mártir, por luchar contra la opresión de la jerarquía. Un fulano dice que aquellos son retrógrados, dinosaurios. Un político cambia su postura porque vio la verdad. Un erudito cita 37 investigaciones que demuestran lo nocivo de la postura contraria. Una mujer sale gritando que se debe pensar en los niños.
Y en el medio están las personas a las que efectivamente les duele la situación. Aquellas para las que el debate no es una cuestión ideológica, sino que afecta directamente su vida. Estos tienen que ver cómo de uno y otro lado les dicen quiénes son ellos realmente, y cómo los conocen más que ellos mismos.
Y como en la cinta, finalmente se llega a una resolución. Uno ganó y otro perdió. Una lástima. Festejos y lamentos. Los héroes son olvidados, los medios pasan a otra cosa, los políticos siguen robando, los religiosos vuelven a orar y los afectados son afectados. Pero la película nos advierte, nada cambia. Como supuestamente dijo Galileo, “sigue girando”. La gente no es ni más ni menos evolucionista/gay porque la decisión de la “justicia” se haya tomado. Somos lo que hacemos, no lo que nos dicen que seamos.
Frente a esto ¿qué queda por hacer? La cinta también nos lo dice. Está el camino cínico y descreído, la burla y el oportunismo. Y por el otro lado, está el camino del idealista, el de creer en algo que no es, pero que puede ser si uno lucha. Le toca a cada uno elegir.
Ah, cierto que es una crítica de cine!! Le sobra algo de metraje y aunque algunas actuaciones son brillantes, otras son bastante maletas. Así y todo, no empaña el resultado.









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